Hace unos días me llegó un correo en el que se me invitaba a firmar una petición para que se intervenga en la República Centroafricana.
La prensa se hacía eco del golpe de estado y de cómo en Bangui y en otras ciudades del país la destrucción y las violaciones de los DDHH, (¿la destrucción por la destrucción? ¿no será por alguna
otra razón como el oro y los diamantes?) incluidos hospitales y los
registros, los recursos humanitarios de los misioneros están a la orden del día.
El pillaje, el saqueo de iglesias, comercios, domicilios particulares, etc. es lo habitual. Sobre todo quieren llevarse los vehículos y cuando no lo consiguen simplemente los inutilizan.
Juan José Aguirre Muñoz, Obispo de Bangassou, la ciudad en el sur-este de Centroáfrica declaró a la agencia Fides que "los Seleka atacaron la misión católica local, y continuaron hasta la misión de Zemio” y añadió que “El objetivo de los rebeldes es derrocar al gobierno actual e imponer un
régimen de impronta islámica" (...) son yihadistas, probablemente
pagados por alguien desde el exterior (...). La
situación es muy similar a la de Malí, pero Centroáfrica, no parece
alarmar al mundo de la misma manera”.
(Ampliar en: http://www.fides.org/es/)
Así
mismo llama la atención la calidad y cantidad del armamento utilizado
por los Seleka, lo que hace presuponer que disponen de medios económicos
y ayudas del exterior.
No deja de ser curioso como en nombre de los DDHH,
alegando que los mandatarios que hay no los respetan, se les derroca y para ello se utilizan medios
violentos y se recurre al saqueo y la imposición de la
ideología por medio de la violencia, se actúa violando los derechos de las personas que dicen van a defender y que de hecho "defienden" a punta de fusil.
¿Por qué en algunos sitios se interviene y en otros no? ¿Por qué en Mali si y aquí no? ¿Por qué hay países en los que se pueden pisar los derechos de las personas sin que "aparentemente" le interese a alguien que no sean los misioneros?
¿Por qué será que son los misioneros los que siguen allí y exponen su
vida o mejor, la unen al destino de la gente a la que han dedicado su
vida?.
Hagamos lo posible para que todo esto pare. Una opción, es la de firmar una petición en:
Fernando J. Cortiguera ha enviado una carta remitida por el obispo citado y que copio a continuación:
Ayer vi, cerca del Instituto Pasteur, un coche Toyota Hillux, tal vez robado a Bangassou, pintarrajeado para disimularlo como hacen éstos bandidos que nos han caído encima como una plaga de langostas. Había tenido un accidente, porque dicen ser dueños de todo y de cada calle de la ciudad de Bangui y suelen ir a tope a más de cien por hora provocando accidentes y, a veces, provocando su propio accidente. Este dejó al Toyota en una zanja, recostado con las tripas al aire, ya casi una carcasa, sin ruedas, ni frenos, ni motor no radiador, despojado poco a poco de todas sus piezas, de todos sus tornillos, de todos sus secretos hasta quedar tendido al sol al pasto del moho y los elementos. Se me vino a la cabeza la imagen de Centroáfrica, desde hace unos meses y más desde el golpe de estado del 24 de marzo, despojado de todo por esta banda que nos han inyectado desde la zona del Sahel, que viste a turbante y huele metralla. Se me vino a la cabeza aquel hombre que "viajaba de Jerusalén hasta Jericó y cayó en manos de unos bandidos". Y allí quedó, cubierto de llagas, panza arriba y expuesto al sol como aquella escuálida Toyota Hillux, tal vez, víctima del saqueo de Bangassou.
Me dije a mi mismo que no hay que confundir Seleka con musulmanes, poner a todo el mundo en el mismo manojo lleva a una espiral de violencia que suele terminar en sangre sobre sangre. Ha empezado a llover y están tirando tiros muy cerca, allí afuera muy cerca de nuestra casa. La Iglesia católica va a leer hoy en todas las Iglesias de la capital la misma homilía. Yo estaré en la Catedral.
Es la palabra de la Iglesia en estos momentos de profunda zozobra y decimos que, aunque nos sentidos agredidos y protestamos con toda nuestra fuerza, no podemos responder al hierro con hierro porque los que buscan la paz, los pacíficos, son los que heredarán la tierra, mientras que los que acumulan el odio y el espíritu de revancha, les queda una cicatriz en el alma que perturba la vida y enreda el alma. Nuestra respuesta como creyentes a tanto martillazo será esta carta en donde pedimos la paz para un pueblo vapuleado, herido y empobrecido.
Dicen desde la Nunciatura que la pérdida para la Iglesia católica en estas semanas se estima en unos 6 millones de dólares. En una Iglesia ya empobrecida y escuálida, que vive de las ayudas y del trabajo interno, esto es un varapalo.
Las ONGs no han salido mejor paradas. En la Cruz Roja internacional están perplejos porque sus coches, incluso con el logotipo y la bandera blanca, han sido atacados por la Seleka, cosa que, dicen, no pasa ni en los conflictos más violentos. Cordeid, que reparte proyectos con el 0'7% de los impuestos de los holandeses, han visto saqueadas sus casas, oficinas y robados los 3 coches de la delegación centroafricana. Médicos sin Fronteras españoles han cerrado dos de sus 3 hospitales y su gente repatriada porque se han llevado delante de sus narices hasta las neveritas para las vacunas y los aparatos para centrifugar. Un rebelde Seleka va a utilizar una centrifugadora, para qué?
En los barrios la gente está muy caldeada. Pero no podemos dejarnos llevar por la revancha. Tenemos derecho a denunciar y a defendernos, pero la violencia como respuesta es una incongruencia con el Evangelio.
En Bangassou, cuando vienen a saquear en una misión, tocan las campanas y en el barrio, todos los vecinos golpean sus cacerolas para hacer ruido y espantar al agresor. En estos momentos parece que hay graves disturbios en un barrio cerca de la parroquia de Saint Paul, donde vive el Arzobispo. Están agrediendo a la población porque ha habido un accidente de un coche Seleka con otro coche militar y ha habido muertos. Los Seleka quieren que, cada vez que un coche militar Seleka se esté desplazando por una calle de Bangui, todo el mundo se ponga a un lado y se pare para que puedan pasar como una flecha porque se sienten señores de todo. Hay que tener paciencia para que todas estas posturas de violencia se moderen y paren. Quieren islamizar Centroáfrica lo más pronto posible y nosotros debemos responder con la fe, no con las armas.
Si Dios quiere, yo me iré a Bangassou dentro de unos días con un vuelo de la Cruz Roja. Su pequeña avioneta debe llevar algunas personas operadas hace unos meses de vuelta a casa. En Bangassou los Seleka están poniendo personas musulmanas en todos los puestos claves de la vida política y obligando a todos los comercios a pagarles una especie de "impuesto revolucionario". Están celebrando matrimonios entre rebeldes Seleka y muchachas centroafricanas (lo sabemos cuando el coro de ráfagas de ametralladora parece interminable). Se diría que quieren "inseminar" Centroáfrica para hacer nacer creyentes musulmanes, que a la larga son votos en las elecciones. Pero también da la impresión de que están "violando" de manera simbólica el país de Centroáfrica, como parte del botín de guerra, para demostrar que aquí mandan ellos, incluso decidiendo a quien deben fecundar. Nosotros, desde la Iglesia católica, no podemos reaccionar más que con una resistencia pacífica, cuidando más y mejor a los pobres de nuestras comunidades, musulmanes o no, poniendo otra vez en marcha nuestros colegios católicos donde estudian alumnos de todas las religiones y ayudando a crecer nuestras comunidades en la fe, la esperanza y el evangelio. Los Seleka son el decorado que la historia nos impone en este momento.
Nuestro trabajo desde hace ya muchos años de contar las lágrimas de los más pobres sigue estando en el centro del escenario. Un abrazo muy fuerte para todos. Sor Chantale está en Bondo y quiere volver dentro de unos días. Ella y Micheline quieren venir provisionalmente a la casa de los cooperantes, hasta que las cosas se aclaren. Desde su casa están demasiado cerca del mogollón. Además, ahora que van a pié al trabajo les va mejor. Unidos en la oración.
Juanjo
Aguirre"